Ya había pasado un mes y unos días desde que comencé la nueva temporada de trabajo. La verdad es que el ambiente estaba tranquilo en el teatro, a pesar del desanimo en general, yo estaba de lo más normal. Seguía haciendo audiciones para otras compañias, enfrentándome a nuevos retos, nuevos sentimientos.Tratar de no juzgarme ni criticarme era mi principal deseo a la hora de enfrentarme al jurado. Ese que tanto te examina para ver si le das o no le das el perfil.
La ultima prueba para el nuevo musical me puso de mal humor, aquello parecía el tribunal de la santa inquisición, todos allí mirando y esperando a que brilles o la cagues o todo a la vez.
Fue mi mejor prueba desde hacia mucho tiempo. Eso lo sentía desde dentro. La voz me salia bastante natural y llegaba bastante bien a los agudos impuestos, y el monologo era tan dramático, que sólo con lo que expresaba el texto te dirigía al sentimiento de aislamiento que necesitaba el personaje. En fin que no me lo podía creer. El no me retumbó en toda la cabeza, me dieron ganas de entrar en la sala y pedir explicaciones. Menos mal que pude controlarme, que podía hacer, si no gustas pues te vas a tu casa con la mejor sonrisa que puedas plantarte en toda la cara y te convences que ellos se lo pierden, pero en realidad tu también te lo pierdes.
Era una semana de lo más extraña. Había tenido la suficiente fuerza para decir no al personaje que me habían ofrecido los de mi empresa y después son otra empresa la que me dice que no. Estuve desanimado en mis días libres, eso es cierto. Es bueno reflexionar sobre lo ocurrido, pero no regodearte. Hay cosas que dependen de ti y otras no. El no a mi empresa es de las mejores decisiones que he tomado nunca, porque sabes perfectamente como funciona todo y como terminará el asunto.Y la otra decisión no está en tu mano. Das lo mejor en unas condiciones que no son las idóneas, pero de eso se trata, mas allá de la decisión de otros, esta tu propio punto de vista y tus propias sensaciones.
