El camino es siempre complicado aunque a veces se hace tan ligero que no parece que lleves encima tanta carga pesada, hasta que notas que tus pies no pueden andar por el empedrado suelo y pides desde lo más profundo que en la siguiente esquina un ángel te lleve en patines por un suelo liso y confortable.
Me tuve que retirar del camino por un instante sintiendo que iba por una plataforma empinada y sin frenos.¿Cual es el resultado de todo esto?.¿Donde está mi fortaleza?.La brisa del mar inflama mi autoestima y piensa que nada fracasa que sigo siendo el mismo, que mi niño interior sigue teniendo el mismo miedo, pero no esta solo, porque nunca lo estuvo, aunque intentase irse a miles de kms fuera de su hogar, que su mama siempre lo esperará para darle ese beso que le hace ser aquel príncipe que lucha contra los terribles dragones de la vida. El ahora esta aquí y aunque a veces todo se vuelva doloroso y difícil tenemos que arrimar el hombro y tocar la siguiente puerta.
1 comentario:
Hay momentos en que el camino es tan abrupto que necesitamos desviarnos y sentarnos en una piedra a descansar y retomar el aliento para seguir. O simplemente, cambiar la dirección y dirigirnos a ese lugar donde nuestro niño interior sabe que se va a sentir querido y protegido y que ese calor le va a ayudar a seguir atravesando puertas. Y eso no significa que el miedo nos paralice o que nuestra fortaleza se haya perdido en el sendero, porque parte de ella reside en el amor de aquellos que nos quieren y es que: no caminamos solos... :)
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