Ya no hay nada que hacer por este pequeño, su corazón ha dejado de latir pero su alma se encuentra en pleno viaje de vuelta al hogar. Su madre lo envuelve en una manta y llorando me abraza comprendiendo que debe ser así. La veo cerrar la puerta y la habitación se llena de sensaciones extrañas.
No es que haya un olor especial ni que perciba nada en concreto. Es la sensación de vacío que lo impregna todo. No siento que haya ayudado mucho. No entiendo tampoco si es esa mi misión o sólo es mi imaginación que quiere encontrar una lógica a todo esto.
Caliento un poco de agua con hierbas nutrientes y espero a que ese olor se apiade de mi pobre conciencia, que me de fortaleza para seguir comprendiendo y fe para seguir caminando.
Recojo la habitación y bebo un poco de la infusión y me preparo para atravesar el bosque que me conducirá a mi madre.
Cierro la puerta de mi casa y camino por el sendero que me separa de la civilización. El bosque huele a humedad y los pájaros entonan canciones para dispersar la niebla. El cielo se va abriendo a la claridad y mis ojos se cierran al encontrar un rayo de sol que me aturde pero que a la vez me despierta.
Me doy cuenta que la naturaleza vibra en una misma sintonía, que son un solo colectivo, que tienen concienciagrupal. Me paro ante un árbol gigantesco con la madera gastada, ramas rudas y entrelazadas. Me abrazo a el cómo si quisiera darle mi amor, mis pensamientos se calman y parece que me uno a el.Intento sentirle, me sonrojo por mi atrevimiento y por esta locura que calma mi ansiedad.
Sigo caminando y el sendero parece desparecer entre las múltiples piedras. Me asusto al encontrarme una serpiente, retrocedo con el corazón agitado. El bicho continua su deslizamiento y retomo mi andadura con paso ligero, no me gustan esas criaturas, aunque tengan una misión en la naturaleza, las tengo poca simpatía.
Camino y camino y por fin veo que el sendero se bifurca hacia dos destinos claros. A lo lejos veo la ciudad con su fortaleza alrededor protegiendo a sus habitantes y en el otro lado esta la colina de los muertos, de los olvidados, de los que nadie se acuerda salvo yo, que los visito, que los respecto, que cuido de ellos.
Sepamos o no cuál es nuestra misión, tengan las cosas una lógica o no, nuestras acciones son las adecuadas si están hechas desde nuestro interior más profundo, aquel que conecta con la sintonía del Universo. Porque formamos parte de la naturaleza, dando y recibiendo de ella en un intercambio constante.
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Sepamos o no cuál es nuestra misión, tengan las cosas una lógica o no, nuestras acciones son las adecuadas si están hechas desde nuestro interior más profundo, aquel que conecta con la sintonía del Universo. Porque formamos parte de la naturaleza, dando y recibiendo de ella en un intercambio constante.
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