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martes, 7 de agosto de 2007

El mar de la intuicion



Me levanté temprano. Tenia ganas de hacer muchas cosas, llevaba un tiempo perdido en la monotonía, nada me interesaba y todo era de un mismo color. Vivía solo, pero no estaba aislado del mundo, tenia un trabajo en el que me relacionaba con mucha gente y mis amigos, aunque pocos,eran fieles y en cualquier momento sabia que podía contar con ellos.
Yo necesitaba más que eso, mi ultima relación había sido un desastre total, me abandonó al mes de conocerme.Todo se movía por un deseo intenso de follar y estar unidos pero no de la forma que yo deseaba.Yo quería una relación estable, tenía esa idea heredada de mis padres que el amor de pareja debe ser para siempre, así que en cada relación pensaba que iba ser la definitiva con toda la carga que supone eso.
Roberto no quería comprometerse y el miedo a anclarse en la pareja le ponía siempre muy nervioso, yo le miraba intensamente, porque temo a perderme los detalles, quiero estar alerta, descubrirlo todo, pero la mayoría de las cosas no pasan cuando no estas abierto a ello, cuando no crees que te lo mereces y que vas a aprender. Yo,durante algún tiempo,estaba perdido en lo que la otra persona necesitaba, mas que en mis propios deseos y apetencias. Roberto lo sabia y se aprovecho de ello al máximo, no solo me dejo con ganas de mas sino que el miedo a algo mayor le hizo huir como si estuviera en peligro.
Durante algún tiempo todo se volvió gris y oscuro en algunas ocasiones. Perdí un poco la seguridad que antes derrochaba, pero me di cuenta que la culpa de todo no era el sino yo.Las circunstancias cambian, eso esta claro, pero otra cosa es que tu te dejes cambiar por ellas.Decidí que ese día no iba a ser como el otro, porque yo tenia una mentalidad distinta y las cosas aunque iguales podían afectarme de diferente forma, tenia todas las herramientas para ello.
El presente es como la semilla en la tierra que al regarla florece,y eso me vino a la mente como si estuviera nadando en un mar de la intuición, es decir,como si de repente viera un faro con una inmensa luz que me dijera:"por aquí ,por aquí¡¡¡¡¡¡".

Vacaciones en Roma



La compañía era perfecta, rubia, alta, guapa, con talento de sobra para moverse y hablar en el idioma nativo de aquella tremenda ciudad.Yo lo sabia desde que la ví, no había ninguna duda,ni siquiera una pequeña que me hiciera dudar.Deseaba el viaje, como un caminar hacia las profundidades del alma,visitarlo todo y dejarme atraer por cada piedra de su historia y de sus gentes.Ella estuvo allí,y yo también,dos almas perdidas buscando milagros en nuestra historia personal y de repente todo se materializó.
Caminamos con nuestras maletas por la estación termini hacia La griffe, un hotel oscuro, de diseño, remodelado para clientela extranjera, de trato personalizado y un recepcionista con ganas de salir de aquella Roma conservadora y católica.Dejamos las maletas en la fría habitación,con el aire acondicionado a tope y una sensacion de estar a mas de mil kilómetros de ese Madrid tan extraño.
Mi primera visión fue la Fontana de Trevi,que pequeña me parecía, no sé, creía que me iba a transportar a otro lugar,pero en realidad ya lo estaba,y la miraba diciendo dame más, dame tu sabiduría, tu pasar del tiempo,tan quieta, tan cotilla. Mariola y yo empezamos a hacernos fotos,una tras otra,con mi cámara, con la suya, poco importaba la fuente, solo salir nosotros y decir por fin estamos aquí,y va a ser como queramos que sea, porque no tenemos nada planeado y porque ambos necesitamos sacar lo mejor de nosotros.Sabíamos que íbamos a volver otro día a la fuente, así que no tiramos las monedas y nos dirigimos a una cafetería, con nuestro mapa y nuestra guia con lo mejor que hay que ver,comer y hacer en Roma.
Pronto descubrimos que llevar mapa y no llevarlo era igual,porque aquel papel no servía para nada, algunas calles no venían y otras estaban en posición diferente a lo que indicaba.Nos volvimos locos con eso,pero en realidad nos parecía divertido, nos perdimos muchas veces y algunas calles podían ser de cualquier otra ciudad, vimos muchas iglesias, en casi todas había o misa o un coro cantando. La mayoría de las iglesias eran muy bonitas, pero como en España, supongo que hay cosas que no cambian de un país a otro. Nosotros andábamos mucho y cuando veíamos una plaza, una fuente, unas escaleras, nos quedabamos mirando y observandolo con detalle, nos parecía que era nuestra recompensa por andar tanto y nos volvimos exigentes y en algunas cosas decíamos:" y para eso tanto paseo".
Hablamos de muchos temas, del teatro, de nuestras familias, de amigos, de los novios, de nosotros. Hubo silencios nada incómodos en los que viajábamos a nuestras fantasias, mientras el camino era largo y el calor apretaba, daba tiempo para todo,para inventarte que eras un romano del siglo primero d.C y que salias del coliseum pero dar una vuelta por el Foro romano. Algunas calles no estaban bien pavimentadas,con esas piedras incomodas para unos pies cansados, pero veías a tanta gente allí, mucho extranjero,poco romano, así que decidimos que era el momento de visitar las cosas menos llamativas, adentrarse en una Roma mas para los italianos.
Quizás los momentos estelares de la visita fue ver de repente el Vaticano,que se te sube una cosa al estomago que no sabes bien que es y una iglesia en Trastevere, que nos abrió el corazón y de repente nos vimos llorando ante un cuarteto de música sacra,y había algo en el ambiente que te llevaba a reflexionar sobre lo mas profundo de tu existencia y todo era emotivo y aquel lugar te daba la bienvenida como un hijo prodigo que vuelve a su casa por fin.
Sin saber por que estábamos en el avión de vuelta a Madrid, no quería irme de allí, sé que Mariola tampoco, dos horas y veinte haciendo repaso a cuatro días intensos de mucha pregunta con alguna respuesta y una idea clara:" Si volvemos a Roma lo primero que haremos será quemar el mapa de la ciudad".

"Punto Zero" mi primer disco

"Punto Zero" mi primer disco
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Punto Zero

Punto Zero
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las profundidades del alma

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Somos del planeta de los sueños imposibles de no realizar

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