No tengo por qué preocuparme. Entras en tu tienda de deseos y no me ves. Sigo aquí en algún lugar de la habitación. Alguien cerró la puerta con mil candados. Imposible encontrar las llaves, no me siento sólo, no estoy acompañado, pero sé que me observas y compartes todo lo que siento. Me obligas a mirar arriba y a darme cuenta que existe una ventana, y de repente toda la mierda de alrededor se va por ella. Nada es tan importante cómo respirar el nuevo aire. Tenía los pulmones atascados y creía que estaba bien, pero me has dado la oportunidad de sentirme mejor y veo que antes me conformaba con lo que me dejabas respirar. Me acostumbro a todo e incluso a lo que no es tan sano para mi.
Siempre fuí tan independiente y a la vez tan apegado a ti. Nunca fue fácil hallar el punto medio de las cosas.Negras o blancas. El gris no entraba en mi paleta del bicolor. Ahora no es así. Hay colores que jamas pensé que pudieras dibujar en mi frágil autoestima, pero también aprendí a encontar un lienzo propio, de mil formas, de mil texturas.
Sé que tengo que confiar, pero desde la tranquilidad mas absoluta, desde el yo mas centrado que exista. Se que nada fracasa, porque la nada no existe. Hay un espacio en blanco/negro donde todo es algo sin significar nada. Ya no te espero porque ahora se que estas aquí. Se que sabes a lo que me refiero,aunque sea difícil entenderlo todo tal y como es, pero yo estoy contigo y también al revés. Las lineas del tiempo se acaban de unir y formo parte del aprendizaje.