El Retiro es uno de los mejores parques que tiene Madrid, no sólo por sus dimensiones ni por ser el pulmón de la ciudad, es porque allí entre sus arboles y jardines puedes desconectar de todo. Puedes elegir el sitio donde te sientas mas cómodo, mas cercano a tus pensamientos, a lo que eres en realidad. Es un lugar para estar en soledad, que no significa estar aislado del mundo, sino disfrutando de tu propio bienestar, de tu propio yo.
Hoy caminaba por allí, con el calor de media tarde, ajeno a cualquier cosa que me recordara al teatro o historia que estrese. Andaba dándole vueltas al amor. Ese que de momento no siento pero que huelo a mi alrededor, como un raro perfume caro que un día te pones y de repente ya no puedes comprar mas, ni sabes donde encontrarlo, pero sabes a ciencia cierta que existe, pero no sabes donde esta la tienda para comprarte otro.
Todos tenemos esa necesidad de que nos comprendan, que vayamos con las manos enlazadas por un destino común, que se comprometan y nos den todo ese amor que nos merecemos, que se nos sale del pecho.Todo muy idílico verdad, pero en realidad mi mente iba mas allá de eso, mas allá de lo físico. Era ese sentimiento de tener a un complice que sabes que en ese momento solo puedes conectar con el y nadie más, que le miras y sabes que sus ojos te miran igual, que existe una comunicacion mas allá de las palabras, donde los silencios son momentos que hablan por si solos.
Quizás era demasiado para sólo un paseo, pero mi corazón latía muy fuerte y de repente empecé a oler una nueva fragancia, pero no sabia de donde venia y si era muy caro el precio que tenía que pagar.
