Saltando

Ya se va acabando mi temporada de teatro en Madrid y siento vértigo.Es como si estuviera a punto de saltar y no se muy bien si el suelo es de algodón o de hormigon, sólo se que tengo que dar el salto al vacio y me siento extraño y acojonado al mismo tiempo.Vuelve el maldito fantasma emeritano como si me fuera a raptar y dejarme allí exiliado por los siglos de los siglos. Me persigue y quiere que le de cobijo pero sigo soñando y sigo caminando y voy como rindiendome a sus deseos porque a veces se me pasa por la mente que mi lugar esta allí.Quisiera gritar, pero la verdad es que estoy en una misteriosa calma.No sé si me pondré a gritar en cualquier momento, si mi voz te alcanzará para que me oigas y me salves de mi propio yo, de mi propio análisis y de mi neurosis enfermiza.
De repente echo de menos a un montón de gente y de cosas: A mi castigador argentino, a mi ex novio indiferente, a mi profesora de canto, a mi perro adoptado por mi posesiva madre, a mi cielo azul y mis sueños reparadores, a mis canciones tan indies que sólo las comprendo yo, a mis versos emocionales, al cantante de éxito que nunca fuí y me muero por convertirme, al niño travieso que se colgaba de las cortinas mientras mi abuela entraba en ataque de panico...
Sé que soy persistente y con gran capacidad de aguante y eso me da fe y aliento para continuar. No importa el tiempo que tardas en llegar sino saber encontrar tu verdadero camino