Me fuí de Madrid, con ganas de volver a los dos minutos de haber puesto un pie en el tren, con una maleta llena de experiencia nuevas y el corazón más libre que la canción de Nino Bravo. Llegué a Almería con una humedad alta y un calor pegajoso.La luz de la ciudad era intensa como si nunca dejara el sol de iluminarla, como su niña mimada.
Buscaba ojos sedientos de mar y manos que encuentran estrellas pero me resguardé en una familia que nunca olvida y que todo sigue igual con todo lo bueno que ello conlleva.Tenia necesidad de un hogar,un sitio donde anclar mis emociones pero me dí cuenta que mi barco puede anclarse donde el viento sople con más fe.
Visitas inesperadas y un tesoro que quiere ser descubierto...
1 comentario:
Reconforta el alma saber que aunque el viento nos lleve en busca de nuestro propio lugar, siempre podemos ir a refugiarnos al lugar donde comenzaron a crecer las raíces de nuestro árbol. Ese lugar donde el cariño y el amor de los tuyos siempre permanece, independientemente de hacia donde sople el viento...
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