JESUCRISTO EL MUSICAL

Era 11 de Septiembre. Había quedado con una amiga para ver si podíamos colarnos en un previo del musical Jesucristo Superstar. El teatro era el Lope de Vega, en plena Gran via, al lado de mi obra Hoy no me puedo levantar, pero yo estaba en otro asunto. Tenía muchas ganas de adentrarme en la historia pero sobre todo en la música de esta increíble opera rock.

Había muchas personas con ganas de ver la obra. Se notaba en el ambiente. A pesar de que la función había sido vendida a una empresa multinacional, mucho publico era de la profesión, cantantes, bailarines, en definitiva actores de teatro musical. Conseguimos atravesar la puerta y respiramos hondo pensando que de allí nadie nos iba a sacar, porque el primer paso ya lo habíamos dado, pero no teníamos asiento asignado. Esperamos que todo el mundo estuviera sentándo, mientras mi amiga y yo nos mirábamos pensando que no iba a quedar ninguna butaca libre. Hablamos con una chica, que no revelare su nombre, pero que fue bastante amable y nos llevó a un palco donde se veía bien, cerca, pero con parte de visión parcial.

Los primeros acordes me pusieron los pelos de punta, esa melodía que había escuchado tanto y ese elenco en el escenario me hacían disfrutar de lo que estaba viendo. El escenario era sobrio con dos mini edificios romanos a los lados y todo el espacio en blanco. Jesús estaba en el medio, de rodillas y los apóstoles y seguidores alrededor, mientras judas cantaba su canción.

El vestuario es surrealista, y te sacan bastante de la historia, pero es una ropa llamativa, pero quizás no adecuada para esta obra. Hay que destacar varios números musicales que brillan, en especial el de los leprosos, la escena de María Magdalena con Pedro en el balcón y el numero final de la Cruz, muy sencillo pero efectivo.En el segundo acto conseguimos sentarnos en platea en la fila 9, que se veía y escuchaba genial, creo que fue nuestro pequeño milagro de aquella noche.

Son menos de dos horas de espectáculo pero merece la pena acercarse por allí a redescubrir una partitura impresionante, con una letra poco efectiva por el cambio de traducción, pero que te hace vibrar igual, con unos actores/cantantes/bailarines que se dejan la piel en el escenario y esa María Magdalena (Lorena) que no pasa desapercibida y que tiene una voz y una mirada especial y una presencia que transmite mucho y da muchas claves de su relación con Jesús.