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jueves, 9 de agosto de 2007

El yo sumergido


Me adentré mar adentro, estaba muy aburrido de la orilla, nunca pasaba nada, todo era trabajo y una monotonía constante. De repente estaba en esa playa vacía, con el sol ardiendo en mi cabeza, y ese agua que me llamaba para sumergirme. Estaba vestido y empecé a desnudarme, la camisa blanca se despego de mi espalda rápidamente y después el pantalón azul de siempre y sentí el agua fresca por la cintura y no me dio miedo. A cada paso tenía mas seguridad, como si aquel medio fuera el mio de toda la vida, no lo pensé mucho, creo que no se me paso nada por la cabeza, ningún recuerdo de la infancia, ni de mi juventud, sólo la idea de conocer otro mundo, de respirar otro aire. Me cubría el agua, no tocaba pie al fondo, me entro sensacion de agobio, no te puedo mentir, era como si no pudiera respirar, metí la cabeza en el agua y me vi sumergido en aquel mar y mis ojos querían verlo todo y tenia presión en el pecho, pero no quería subir a la superficie, mi corazón latía muy fuerte, y el agobio aumentaba, pero seguí sin querer salir, no había vuelta atrás: Estaba todo decidido.
En un segundo todo se volvió silencioso, pero el agobio había desaparecido, como un mal dolor de estomago que sin saber por qué desaparece. Estaba tan ligero, que mi cuerpo empezó a nadar hacia lo mas profundo y veía aquellos peces de colores mover sus colas y aquellas medusas que antes me asustaban en los documentales de La 2, se volvían translúcidas y delicadas, yo me acerqué y bailaba con ellas, las tocaba y no había dolor, y eso me hizo bucear mas allá de los primeros corales y había bastantes corrientes de mar, con su mezcla de agua fría y caliente y sabia que ya me encontraba muy lejos de la orilla porque empecé a ver a delfines que me miraban, que me hablaban pero que yo parecía comprender. Me hablaron de cuando mi padre me pegaba de pequeño , yo no lo recordaba, no entendía porque ellos sabían de mi infancia, de aquel padre autoritario que con cada paliza se arrancaba sus propios fracasos, yo no entendía bien, pero ellos insistían que aquello definió mi personalidad y me volví muy agresivo con mis propios sentimientos, que permití que creciera en mi un ser, aun peor que mi padre, que me atormentaba por cada sentimiento bueno que tenía. No quise escucharlos, estaba en medio del mar disfrutando de la experiencia, no quería recordar nada de aquello y me aleje con todas mis fuerzas. Mis ojos se abrieron al descubrir a ese ser maravilloso que flotaba delante mio. Era una sirena, sin lugar a dudas, que me cantó melodías que parecían expresar que el amor es una sensacion que no se puede agotar, cada nota era una visión de mi propia visión del amor, pero no lo había aprovechado bien, cada relacion se convirtió en una prisión sin escapatoria, en vez de compartir los momentos, quería que todo pasara deprisa, que lo siguiente era mejor que lo de ahora, y eso no era verdad. Ella me tomo de la mano y yo sentí un amor profundo y sabia que me había equivocado, que cuando engañe a Marta lo hice porque no quería comprometerme,porque pensaba que ese sentimiento me impediría ser feliz.Fuí tan tonto, que no sabia que decir pero
aquello me apenó. La sirena me miró a los ojos y todo aquel dolor desapareció y me dijo:"Lo importante de la lección es que cada vez lo hagas mejor y eso solo puede hacerse a través de la experiencia.Si eres bueno contigo mismo lo serás con los demás".Aquella frase me lleno de paz,y avancé mas profundo hacia una oscuridad total y quise mirar atrás, pero ya sabia que el regreso no era posible.
Aparecieron dos enormes seres que no supe distinguir, nunca había visto nada parecido,ni siquiera por la television.Sus bocas eran enormes, llenas de dientes muy afilados, con la cabeza grande y dos branquias grandes que dejaban un liquido oscuro tras de sí. El sentimiento que emanaban no era agradable, quise escapar de ellos, pero me quedé paralizado,no podía avanzar,ni siguiera un poco.Lo primero que me vino a la cabeza es la sensacion de soledad, aquella que sentía antes de sumergirme en estas aguas y que ahora volvia a sentir, ellos afirmaban que mi soledad era producto de mis propias elecciones de vida, pero ellos que podían saber de el por qué. No me conocían por dentro y me di cuenta que esa soledad era como un cuchillo afilado que me atravesaba.Echaba la culpa a los factores de mi vida, que si la gente no me quería no era por mi, sino por ellos,y en realidad era todo lo contrario. Mi mal humor me había separado de todo lo que anhelaba, de una convivencia con Ana, del mundo que yo en realidad deseaba. Ellos me dijeron que la vida es sólo un viaje de enseñanzas y que no todo se debe aprender a traves del dolor, que solo pasa eso cuando no aplicas la practica y que estábamos condenados a despertar a un mundo mejor donde ser feliz era posible,y que la vida te da la opción de levantarte y pensar que los días son diferentes si verdaderamente tienes esa fe.
Aquella revelación me hizo sentirme elevado y con mucha energía, tanta que me hizo salir de aquellas aguas y volar disparado hacia el cielo azul,y allí algo me llamaba dandome la bienvenida y quise descubrirlo.

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