Vistas de página en total

domingo, 26 de agosto de 2007

El hijo de la luna



Estábamos a finales de agosto. Yo había empezado a trabajar y parecía que no me había ido nunca de aquel lugar. Cada noche la misma historia con distinto publico. Todos acabaron rendidos al espectáculo y yo en el ultimo número salí despedido de las manos de Irán y Alvarito y besé el suelo. Sentí vergüenza, algo raro en mi, mezcla de horror y estupidez, no sé bien pero pude levantarme pero mi cara lo decía todo. No podía sonreír, en aquel momento se me olvidó como se hacia. Seguí bailando, pero nada era igual.


Recogí mis cosas del camerino entre enfadado y aturdido, no quería mirar a nadie, pero mis ojos se clavaron en Alvarito. Le eché la culpa de haberme lanzado al infinito, por estar a su puta bola y dejarme en tierra de nadie. En fin ya estaba andando hacia mi casa por la calle preciados, luego carretas, la calle lavapies y empecé a serenarme y a pensar que hacia mucho tiempo que no andaba por esas calles, por lo menos mas de un mes y me vino a la memoria la cantidad de noches que había pasado por allí, tan solito, a veces también acompañado. Miraba los edificios como buscando algo, quizás esa parte mía tan intuitiva, donde estaría, seguía conmigo o se había transformado. Me daba vueltas la cabeza, estaba sacando los recuerdos a pasear a mi lado.


Llegue a casa y olía a limpio. Es aquel ambientador de lavanda que tanto me gusta, que me tranquiliza, que me devuelve a mi ser, y me sentí tonto por ese estado mio de lamentarme por haberme caído. Fué una cosa fortuita pero le dije a mi capitán de baile que se buscaran a otro para levantar, que yo no iba a estar con la intriga de que como iba a salir cada noche , que no dependía de mi sino de las fuerzas de mis compañeros.


Me acosté en la cama y cerré la luz. No baje la persiana porque la luna me visitaba esa noche y yo la veía desde allí. La miré y ella me observaba desde su rincón preferido, estaba tan radiante,tan redonda, con esa luz que pocas noches tiene y me sentí que me cuidaba, que me daba toda la protección que necesitaba como si fuera una madre y yo el hijo de la luna.

2 comentarios:

Martha Méndez Alvarez dijo...

principe!

la vergüenza es algo que nos quita libertad a veces, pero que también nos hace descubrir puntos débiles, y tener valor para superarlos... incluso a ti, ese enfado te supuso terminar una noche mirando los edifcios q tantas otras habian sido tus aliados, cuantas veces caminamos sin mirar, sin fijarnos.. ellos siempre están, xo nosotros no nos damos cuenta de lo q significan realmente.

antonio, estoy abriendo la puerta, esa de la q me hablabas el otro día, poco a poco, es cierto q no tenia el cartel de "pasar" colgado..de hecho había un sólido candado..gente nueva q entro en mi vida consigio disolverlo.. y una de esas personas aunk no lo creas, eres tú...

ayer iba a colgar el cartel, dejar entrar y dejar salir lo q tengo q dejar salir xo nuevamente corri por verguenza, y por miedo, a quitarlo.. la puerta esta abierta, xo el cartel.. me cuesta colgarlo..

xo al menos me consuela q el candado ya no está...

gracias por tus palabras siempre de ánimo, me das fuerzas aunk no lo sepas, y me animas aunk no lo creas.. te veo a ti, y me siento como una ráfaga de viento invencible... y en el fondo se q sabes de lo q hablo, aún sin habertelo dicho.. y es ahi donde radica tu magia y donde yo, me siento protegida y escuchada.

gracias

Noemi dijo...

El ensayo no nos libra del error. Somos afortunadamente imperfectos.

Antonio, tú eres grande, como para ser el Hijo de la Luna, que supongo también éste se cae cada noche cuando el Sol aparece, pero no deja de aparecer cada día cuando se acaba la jornada.

Un abrazo y ánimo
;)

"Punto Zero" mi primer disco

"Punto Zero" mi primer disco
Punto Zero Album

Punto Zero

Punto Zero
Punto Zero

las profundidades del alma

Mi foto
Tierra, Andalucia, Spain
Somos del planeta de los sueños imposibles de no realizar

Archivo del blog